jueves, octubre 06, 2005

Creyendo lo increíble II

Afirmaciones que aunque en teoría parecen verdades, en los hechos son mentiras absolutas.

AFIRMACIÓN: "La educación pública es imprescindible para formar un pueblo libre"
La verdad: "La educación pública es adoctrinamiento a través del cual se enseña lo que el Estado (el grupo de personas que posee poder) quiere y, por lo tanto, genera "esclavos mentales. La familia es la única institución responsable de la educación y de la dirección que debe tener la misma para sus hijos"

AFIRMACIÓN: "Los monopolios son malos"
La verdad: "Los monopolios son malos cuando derivan de una ley del Estado que los protege de la competencia (Ej: servicios públicos, automotrices, TV, petroleras, el mismo Estado, etc.). Una situación de monopolio ganada mediante la sana competencia es saludable y buena para todos (Ej. Microsoft).

AFIRMACIÓN: "El estadounidense medio es poco inteligente"
La verdad: ver Nobel Foundation

AFIRMACIÓN: "El argentino medio es inteligente"
La verdad: ver Presidentes Argentinos (especialmente los últimos)

AFIRMACIÓN: "Los ingleses son piratas"
La verdad: los ingleses tienen palabra y son confiables. Encima saben hacer negocios y ganar guerras.

miércoles, octubre 05, 2005

Coyuntura eterna

Estamos acostumbrados a vivir un hoy eterno.

Según Parménides, nada cambia. El cambio está en contradicción con el ser. En otras palabras, algo que "es" no puede "ser otra cosa".

Este filósofo negaba los sentidos: para él no importaba lo que se veía o sentía, sino lo que se razonaba. Este punto de vista, discutible desde lo filosófico, en la vida política argentina es una verdad absoluta.

Si analizamos la evolución política de los últimos tiempos, uno se siente tentado por los "sentidos" (o la opinión publicada) a afirmar que "algo está cambiando": nuevos gobernantes, nuevo rumbo económico, cambios institucionales, nueva ideología dominante... Pero, ¿cambia algo de verdad? ¿Cambia nuestra vida? Y, lo más importante, ¿tenemos un nuevo futuro que deseado?

La respuesta a está última cuestión es pesimista: el futuro continúa sin ser nuestro.

Vivimos el hoy. Nadie se atreva a ir un poco más allá. La mira está puesta en asegurarnos el gas para el año que viene, en evitar aumentos bruscos de precios, en aliviar los dolores de pobreza con placebos de limosnas.

Parménides tenía razón: nada cambia. Todo es igual, aunque parezca distinto.

¿Elegir? ¿Qué? ¿Para qué? Nada va a cambiar. Por más que deseamos algo mejor. Somos coyuntura eterna. No hay nada que elegir hoy. Nos guste o no.

jueves, septiembre 29, 2005

¿Democracia?

La retórica era clave para la Democracia en la antigua Grecia. En aquel sistema no bastaba solamente con el "reconocimiento" social, sino que el político debía proponer ideas y comunicarlas claramente. Se persuadía por medio del discurso y de la inteligencia.

Es verdad que la participación ciudadana estaba vedada a unos pocos, pero esos pocos sabían lo que elegían. Por otra parte, no se seleccionaban "gobernantes" (los cuales, generalmente, eran sorteados) sino que tomaban partido directamente en las decisiones.

El voto favorable solamente ocurría si había convencimiento verdadero en cuanto al fondo de las ideas.

Eso era Democracia (con mayúsculas).

Comparemosla con la democracia (con minúsculas) actual:

Hoy elige un grupo más grande de personas pero, comparativamente, esta elección es más ignorante que la de los antiguos griegos(*). No se eligen Ideas sino personalidades o imágenes (los ejemplos estarían de más por obvios).

Por supuesto, la mayoría de ignorantes (votantes) se sienten muy a gusto con que los represente alguien a su altura. La psico-sociología humana es indiscutible en este caso: nadie quiere ser gobernado por un "inferior", pero tampoco por uno muy "superior". La conclusión es lógica: al gobierno siempre llegan ignorantes (quizás un poco por encima de la media social, pero ignorantes al fín).

¿Por qué hablo de ignorantes? Porque es gente que vota sin saber que vota. No se da cuenta (ignora) que, en el actual sistema, con su voto le da poder sobre su vida a alguien que no conoce verdaderamente.

Nos acostumbramos al sistema y, prácticamente, lo sacralizamos pero una mirada profunda deja al descubierto unos cimientos muy endebles. Los políticos, esas personas que dirigen el fracaso social argentino, son producto del sistema. Si se quiere otro producto, la única solución es cambiar el sistema.

Pero la ignorancia asfixiante lo impide y lo impedirá. Ese acto de sentirnos "importantes" por 3 minutos es el opio al que nos hemos hecho adictos. Y esa esa falsa sensación de "electores valorados" la que nos lleva al fracaso.

(*) Espero que no se interprete como discriminación: es una ignorancia repartida entre toda la población, sin importar el status social.

martes, septiembre 27, 2005

La Fe y los Pueblos

Hay algo innegable: necesitamos creer en algo. A veces, llegamos hasta la contradicción de creer en que no creemos en nada. Pero siempre creemos. La FE (que a veces es "NO FE") es parte de nuestra forma de ser.

El conjunto de individuos que comparte ciertas costumbres y visiones (llamado pueblo) también tiene FE en algo.

Sin embargo, hay pueblos que tienen FE positiva: creen en un ideal y luchan, en el buen sentido, por ellos. Son pueblos que reivindican una situación ideal y la hacen propia.

Otros pueblos tienen FE negativa: no persiguen un objetivo, sino que intentan evitar el cumplimiento de otro. Aunque no creen en nada (o no saben en que creer), ven en la realización del sueño del otro una suerte de drama. En esto juega un rol preponderante la envidia y la impotencia.

Hay pueblos que tienen un rumbo claro y marchan por ese camino sostenidamente y con Esperanza. Hay pueblos que no saben hacia donde ir y solo oponen discursos sin contenido profundo, intentando que el sueño despierto de los que tienen FE no penetre en su sangre social.

Hay pueblos que aman la libertad. Hay pueblos que odian a aquellos que son libres o buscan serlo: ven en ellos una amenaza para el espejismo de su ego.

jueves, septiembre 08, 2005

Drogas al no!

Salió en Página 12 (un diarito pro-estatista/anti-libertad que en muchos momentos me produce náuseas), una noticia interesante y, lo cual me sorprende, a favor de los derechos individuales:

IMPULSAN UNA RED INTERNACIONAL CONTRA EL PROHIBICIONISMO DE LAS DROGAS
Con la consigna de la despenalización
ONG, jueces y legisladores debaten en el Senado la creación de una coalición en América latina para impulsar en la ONU la despenalización de la tenencia de drogas para consumo y la legalización de la marihuana con fines terapéuticos. Aquí, el debate, los argumentos y las experiencias.

Nota completa: http://www.pagina12web.com.ar/diario/sociedad/3-56204-2005-09-08.html

No podría estar más de acuerdo con esta propuesta, pero (siempre hay un pero) hay algo que me llama la atención.
¿Por qué siempre se pide la despenalización del consumo y nunca de la comercialización/producción? ¿El que consume merece que respeten sus derechos individuales y el que vende no?

Me parece (bah, estoy seguro, en realidad), que detrás de esto se esconde ese odio infundado hacia quien pretende una ganancia satisfaciendo la necesidad de otro.

No solo hay que pedir la despenalización, sino la liberalización del consumo, la producción y la comercialización. Es la única forma de terminar con la mafia que mueve ese mercado...

Este es un artículo sobre el tema: http://www.elcato.org/publicaciones/articulos/art-2003-04-02.html

martes, septiembre 06, 2005

La enseñanza oculta de Katrina

Cuando en las charlas se toca el tema de la catástrofe de Katrina , la opinión generalizada es que se trataría de una suerte de "castigo divino" (cual plaga egipcia) al país que "no tiene conciencia ecológica y que no firma el ¿sagrado? Protocolo de Kioto(*)".

Yo tengo una conclusión más simple y comprobable: el deficiente manejo de la crisis de Katrina es una muestra más de la impericia de los Estados.

Previamente a la catástrofe, miles y miles de estadounidenses confiaban en que el "Gran Hermano" acudiría prontamente ante cualquier desgracia. Pero, como pasa en todas partes, el Estado (¡el más poderoso de todos!) fue lento e ineficiente... y por ello se perdieron miles de vidas.

Pregunta: ¿hacemos bien al confiar nuestras vidas a un Estado, cualquiersa sea este? Por mi parte, intento ser lo más independiente posible de la burocrocia pública.

Nota al pie: * ¿Cuántos saben realmente lo que implica el Protocolo de Kioto?. Este link que tiene algunos datos ilustrativos http://www.junkscience.com/